martes, 29 de enero de 2013

Mi infancia en la Playa, el jueguito y el helado

En Argentina hay un vídeo histórico: Diego A. Maradona, haciendo jueguito diciendo "algún día quiero jugar un mundial". En mi vida sería "al final del día, quiero comer un helado". La historia que sigue sostiene esta frase....

Padres comerciantes beneficiados y perjudicados por los vaivenes de la realidad política económica argentina. Todos los veranos-salvo contadas excepciones - mis vacaciones transcurrían en las playas esteñas. Punta del Este, específicamente. Partíamos los primeros días de febrero y nos quedábamos has los primeros de marzo. Privilegios de la burguesía que mis padres solían permitirse. Ahí me esperaban, siempre, mis dos grandes amigos de la infancia, Mariano y Cesar y otros amigos de la familia. Luego en la adolescencia, muchos de los amigos que actualmente conservo.
Por esas épocas, como hasta el día de hoy, quería comer helado todos los días. Era feliz cuando con tonada uruguaya se escuchaba a los 4 vientos "sandwich, palito, bombón, helado, Snack, helados". Yo le pedía a mis padres que me compraran, que por favor, que necesitaba comer helado, que deseaba, que nunca le pedía nada, que y miles de que....
Mi padre para sacarme de encima, me desafiaba, me entretenía visto bajo la mejor luz. Me proponía: "hace jueguito con la pelota y si llegas a X número te lo compro".
Así, yo pasaba toda la tarde descalzo y con una pelota de tenis, intentando conquistar mi helado. Cual Romeo y Julieta, me acercaba a la ventana donde lo veía, escuchaba pero no podía alcanzar. Mi precaria situación económica-inexistente, claro- nos separaba. Toda la tarde intentando, primero, llegar a 20 jueguitos, luego a 30, y así todos los veranos. El último, fue "hacé 100 y te compro".
El helado, en mi vida, todo lo logra. Soy un jugador rústico, defensor de naturaleza, cuerpo y cabeza. Pero absolutamente habilidoso para hacer jueguito con todo tipo de pelotas, de golf, tenis, papel, etc.
Esta historia, la sigo contando cada vez que alguien se asombra cuando hago jueguito en algún lugar sin mis zapatillas, siempre saca una sonrisa y, por supuesto, a mi melancolía.
Cada vez que vuelvo a Uruguay, intento conseguir el Sandiwich helado de Snack, pero no se cansan de decirme que esa marca no existe más. Me contento con el Conaprole. Es mi infancia, son mis recuerdos y es la melancolía que nunca está ausente.

4 comentarios:

  1. Este post es como cuando el delivery llega mucho más rápido de lo que esperás!! ;-)
    Abrazo!
    Haimo

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  2. Estamos evaluando las acciones legales a iniciar con la gente de Nonna Bianca ante su terriblemente injusto rankeo en el triste puesto 37!
    Beso!
    Maricel

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  3. Es el helado que me acompaña los viernes en el trabajo pero, la verdad, no es tan bueno!
    Buscaré un abogado de verdad que sepa defenderme!

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