lunes, 31 de octubre de 2011

Andá a freír churros

Me lo mandó mi gran amiga B! como dijo ella: "si el helado es como la Heroína, este blog es más Rock and Roll"


CUKMI: ¿Y en qué medida comer o no comer grasas puede inducir o prevenir la depresión?

Comer un helado es como una inyección de heroína

GARY: Comer alimentos ricos en grasas induce la liberación de endógenos –químicos similares a la morfina– en el cerebro, por lo que comer un helado es como una inyección de heroína. Si estabas deprimido antes de comerlo, no lo estarás después. Cuando comemos de más, almacenamos el exceso de calorías en forma de gotas de grasa en nuestras células grasas. A medida que estas células se agrandan y se llenan, fabricamos más, que luego llenamos con más gotas de grasa. Las células de grasa no están inactivas, sino que liberan sustancias químicas que al entrar en el cerebro afectan el estado de ánimo. Por eso es que las personas obesas tienden a sufrir más de depresión, y además no responden bien a los medicamentos antidepresivos en comparación con las personas delgadas. De forma esporádica, las células de grasa también liberan endógenos similares a la marihuana que inducen a comer de forma compulsiva. En consecuencia, por lo general comer alimentos grasos induce una cierta euforia aguda pero en última instancia provoca depresión.


http://cukmi.com/comer-un-helado-es-como-una-inyeccion-de-heroina/

jueves, 27 de octubre de 2011

Catamarca y su no helado


Muy lindo esto de venir a Catamarca a dar una charla. Súper interesante, Linda experiencia laboral pero bueno puedo decir del helado. Ayer pregunté cuál era la mejor heladería. Muchas personas fueron mis interlocutores. Todos coincidían: Griddo.
Inmediatamente a esa respuesta, retruqué: otra porque la conozco. Una vez lo probé y nunca más en mi vida lo haré. Me dijeron que en la plaza central hay una que se llama Coppo.
Fui, compré uno chico porque no tenía mucha confianza. Lo probé, a las dos cuadras lo tiré. Era horrible. Engordar sin sentido.
Hoy volví a preguntar dado que pensé que se habían equivocado. Me contestaron lo mismo.
Ya está, Catamarca, no es el mundo del helado.

domingo, 23 de octubre de 2011

Elecciones y el helado. La fuerza del helado


Me encantan los días electorales, los años en donde se discute de política, se ven mesas en la calle, las radios se envuelven de publicidades.
En honor a esto, lanzo una votación a la masa heladeril.
Votamos presidente/a: mejor heladería
Diputados/a: mejor gusto

miércoles, 19 de octubre de 2011

el Helado y la Secundaria



Desde los 14 años hasta los 18 un gran amigo dormía en mi casa porque salíamos por capital y él vivía en San Isidro. Era el ídolo de mis viejos porque al otro día se despertaba muy temprano, salía solo dado que tenía llaves y se iba en el colectivo hasta su casa. Un viaje de dos horas más o menos.

La cama de los sábados estaba preparada. Era un clásico feliz. Conversábamos sobre amores adolescentes, escuchábamos música y fanáticamente jugábamos a lo que era el juego del momento: PC futbol. Luego salíamos a bailar a la Matiné y luego a tomar algo. Cuando la noche estaba por terminar y las 11 de la noche nos encontraba en la calle, íbamos a un teléfono público y marcábamos de memoria el teléfono de Freddo. Había que hacerlo antes de las 12 porque sino la moto se convertía en calabaza y nos quedábamos sin helado para seguir jugando y charlando. Así, pedíamos helado. Nos tomábamos un taxi y llegábamos para esperar al repartidor. Todos los sábados, todos, era la rutina.

Este amigo, Ari, se casa. Como viaje de despedida de solteros nos fuimos con otros amigos a Mendoza por una semana. Alquilamos una quinta, comimos asado hasta el hartazgo (cuenta la historia que al tercer día cuatro varones carnívoros comieron verduritas a la parilla).

Una semana de relax en el medio de la locura laboral. Felicidad adolescente: charlas con eze antes de dormir, un balde de agua al que se casa, no dejar dormir por la luz prendida, canciones inventadas cual niños, unas termas, unos masajes, una quinta perfecta, charlas de política, de fútbol y por sobre todo una pelota que rebotaba continuamente. Fútbol tenis, a que no se caiga, etc. Todo con la pelota. No se puede dejar de mencionar una tarde “palmeril” en la que charlé sin parar y sin poder sacar la sonrisa de la cara con el proto casado.

Una noche nos fuimos al centro de Mendoza. Una cerveza que no duró más de 1 hora y volvimos a la quinta. Nuestro lugar. Antes pasamos por una heladería que parece ser famosa por esas tierras: Feruccio Sopelsa.


Entramos pedimos helado. Yo pedí un cuarto. Tres gustos, luego de mirar toda la oferta. Adelanto el final, no lo pude terminar. Eso da un indicio de cuánto no me gustó.

Pedí dulce de leche granizado, vainillas al malbec y maracuyá.

El dulce granizado, malísimo. Pura crema sin gusto, las vainillas al malbec no merecían ser vendidas en la tierra del vino y el maracuyá, poca pasión.

Sinceramente, lo único que me queda de esta heladería es el recuerdo de mi grupo de amigos de la adolescencia y la historia del helado antes que se convierta en calabaza.

En esta oportunidad no calificó la heladería. No tenía ganas de registrar el sabor amargo de ese local. Quería recordar mi adolescencia, mi secundaria y mi grupo de amigos de ahí.

Contacto: http://www.fsoppelsa.com.ar/

martes, 18 de octubre de 2011

el Helado y el Derecho


Soy uno de esos estudiantes que sufrió la carrera de Derecho de la UBA. Sabía que me interesaba el derecho público, quería seguir eso desde el primer día pero no entendía que hacía sentado ahí tantas horas (aunque no tantas comparativamente), escuchando dinosaurios que hablaban sobre la naturaleza jurídica y sobre la pureza del derecho. Sin embargo, seguí yendo y un día la carrera se terminó. No sin antes conocer, el último año, algunas cátedras y personas más que interesantes a las que posteriormente seguiría viendo y trabajando conjuntamente. A la facultad y a mi familia machista le debo mi feminismo militante, mi argumentación jurídica.

Unos días después del suceso del recibimiento, me contacté con una profesora que luego sería mi gurú profesional que me recomendó hacer el master de la Universidad de Palermo. Como un corderito ahí me dirigí. Me anoté y aprendí a amar el derecho, conocí a la gente más interesante que había conocido, me encantó la filosofía, en fin me volví esto que hoy soy profesionalmente. Nada de otro mundo, sino simplemente esto que soy.

Bueno, pero como este es un blog de helados y no mis memorias que creo que a nadie le interesarían y ni yo me sentaría a escribir, estoy obligado a hacer el link con este alimento. Yo vivía en Mansilla y Jean Jaures, trabajaba en San Andrés, en mi casa, luego en unas ONG´s y mil etcéteras. El asunto es que todos los caminos me dirigían por la Avenida Coronel Díaz hasta que se convirtiera en Mario Bravo. Pero unas cuadras antes de esta mutación, se encontraba un local en el cual compraba la compañía de las últimas cuadras: la heladería Fratello.

Cada vez que pasaba me compraba un helado chico y caminaba pensando en lo que discutiría en la clase. Los gustos iban cambiando pero cuasi titular de ese local era el coco Fratello. Que me parecía excelente. Probé casi todos los gustos.

Hoy iba a terapia, pensando en el cierre y de pronto me bajé del colectivo unas 15 cuadras antes porque me acordé de ese local. Fui y me compré un cucurucho. Pedí dulce de leche granizado y chocolate blanco. Quería algo bien dulce que me acompañara el gusto amargo del proceso de alta.

Recordé esos momentos de enamoramiento profesional, recordé mi barrio de soltero, recordé que me encanta el helado como compañía del caminar.

El helado es el típico helado artesanal. Rico, sabroso y sincero. Poca artificialidad, aunque esa zona se preste para eso.

El dulce de leche, me pareció nuevamente muy rico. No de los mejores que probé pero rico al fin.

El chocolate blanco, primera calidad. Gusto perfecto, cremosidad respetuosa del gusto. Blando y crocante por pedacitos de chocolate blanco perdidos entre medio.

Una característica del lugar: decoración semi tradicional. No es la madera típica de la heladería italiana atendida por sus dueños, no es, tampoco, la moderna industrial. Es Fratello, un lugar típico.

Una nota de color: siguen colocando el protector plástico del cucurucho. Muy lindo, lindo.

  1. Valor del Kilo: 60
  2. Relación precio calidad: 8/10
  3. Ambiente: 6/10
  4. Atención (ansiedad del heladero por servir): 4/10 (se resta del total)
  5. Colocación del helado (si el heladero lo coloca correctamente): 9/10
  6. Dulce de Leche: 6/10
  7. Variedad de sabores: 10/10
  8. Consistencia (si se derrite al servirlo): 4/10 (se resta del total)
  9. Cremosidad: 4/10 (se resta del total)
  10. Resistencia de la cuchara: 8/10
  11. Nivel de regreso: 10/10
  12. prolijidad higiénica (J indicator): 8/10

TOTAL: 65 – 12 pts: 53 pts.

Contacto: http://www.heladeriafratello.com