martes, 26 de mayo de 2015

Cuba a través del helado by Nico Kliko


Visitar Cuba antes de que cambie, es una posible premisa para muchas personas, me incluyo. No se si algún día cambiará, pero visitar Cuba es un interesantísimo plan en cualquier momento. Por su gente, por su belleza, por su alegría y sabiduría, por su historia y su presente. Cuba es un lugar especial en el mundo, único me animo a decir, sin conocer mucho con intuición lo puedo afirmar.
La heladería Coppelia es una pequeña representación de La Habana y quizás de Cuba toda. Está situada en una plaza, ocupa prácticamente toda la plaza, creo que es la heladería más grande que vi en mi vida, con muchos salones, arriba, abajo, a los costados. Es un edificio un tanto viejo con gran encanto, como tantos otros de La Habana, con inscripciones en sus paredes que festejan y acompañan los 56 años del triunfo de la revolución.




 Al ingresar, una persona, aparentemente de seguridad, me pregunta con qué moneda voy a pagar, moneda nacional, CUP, (utilizada mayormente por los cubanos) o CUC, Peso Convertible, destinado a los turistas, un reflejo de la realidad del país, dos monedas vigentes. Al contar con CUPs, a los que el turista hoy en día tiene acceso, me hacen pasar a la parte de los "locales", tengo entendido que los precios en CUC, son bastante más elevados. Mi lugar será en el primer piso de este amplio edificio, sin ventanas, que acompaña el clima de una calurosa y húmeda Habana. Me dispongo a subir las escaleras y una mujer, encargada de dar paso me detiene y me señala una fila. Voy a ocupar mi lugar, sin antes preguntar quién es el último, porque los cubanos no siempre hacen fila, se sientan plácidamente a esperar su turno mientras charlan. Lo hacen en una heladería, en una casa casa de cambio, en una parada de colectivos o cuanto lugar haya que formar una fila y a medida que van llegando van preguntando quién es el último para ocupar ese lugar, hasta el siguiente que pregunte. Una vez que me autorizan subir me ubican en uno de los tantos salones que hay separados por vidrios de colores y paredes de madera, repletos de mesas y sillas, pero no así de gente. Esta fue mi primera sorpresa, hacer fila para un lugar que está medio lleno. No hay mostrador dónde pedir, no hay heladeras dónde ver los gustos, no hay casi gustos. Haciéndole honor a la película, sólo hay Fresa y Chocolate. Me ubican en una mesa y me dicen que en breve me atenderán. Un mozo va mesa por mesa preguntando que gustos y cantidad quiere cada uno. Mi segunda sorpresa fue ver la cantidad de helado y potes vacíos que hay por mesa, que hay por persona. La tercera sorpresa pero lógica es que lo sirven en platos y con cucharas que re utilizan, nada descartable, bastante lógico para una cultura del no derroche. La última sorpresa fue ver que algunas personas llevaban potes plásticos o tuppers y los llenaban con las cantidades inmensas de helado que habían pedido, diría que se llevaban unos 3 kilos de helado, sin hielo claro y con un clima que rondaba los 30º. Luego de un interesante tiempo de espera, otra cosa que refleja los ritmos cubanos, me trajeron mis dos gustos, fresa y chocolate, con unas galletitas encima, me animé también a pedir un mini bizcochuelo que vi en otras mesas. Las dos bochas de helado y los tres pedacitos de torta por la suma de 5 CUP es decir unos 20 centavos de euro (cambiar dólares tiene un 10% de impuestos). En resumen, la visita a Coppelia es una interesante experiencia, que refleja un poco al pueblo cubano, la recomiendo mucho, y no olvidar ir con Moneda Nacional. Ah, el helado es anecdótico, he comido mejores fresas y mejores chocolates, ni hablar de bizcochuelos.
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