La sorpresa y el prejuicio....
Sì, soy prejuicioso en muchos casos, y
juicioso en tantos otros. Una heladería que por su estética y su nombre me
oponía a degustar es Angolo. Esquina de sabores, dice su cartel y queda en
Olleros y Libertador.
Siempre pasaba y me decía, no, no seguí
caminando y andá a Jauja o Freddo. No sé que tenia ese lugar pero no podía
entrar.
Hoy, por esas cosas de las
contradicciones, por ir a lugares duros de pisar, donde recuerda viejos
momentos, necesitaba comer helado si o si. Me dejaron, luego de una charla con
una gran amiga, en esa esquina y entré. Entré donde nunca había entrado y como
la vida misma, sorpresa. Pedí un vaso mediano, de pasta. Me dí cuenta que no
pido de galletita. No me gusta. Pedí dulce de leche normal, no granizado y
chocolate blanco.
Sobre el helado, una cosa que me llamó la
atención es que estaba super frio. Sí, más de lo normal, me congelaba al
comerlo y las manos al sostenerlo.
El chocolate blanco, sin duda el mejor
que comí en mucho tiempo. Perfecto. Con pedacitos del manjar mantecoso.
El dulce de leche lo avancé con esa
expectativa y no la cumplió. Era rico pero no tanto como el anterior.
Así que de pisar lugares que no se piensan,
de probar, de insistir con las ideas pero dejarse lugar para la contradicción.
http://www.angolo.com.ar/
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