lunes, 16 de abril de 2012

Tino. Almagro y un nuevo repaso...


Un barrio donde hice los primeros años de mi secundaria. Una decisión que tomé y que cambió el rumbo de mi personalidad. En segundo año le dije a mis padres que quería cambiarme de colegio, que en el que estaba no tenía nada que hacer. Que me anoté porque quería ser arquitecto pero con el tiempo me di cuenta que no era mi voluntad. Era un colegio técnico y requería que a uno le guste esas actividades. Me fui, la única condición era ir a la psicóloga del colegio y explicarle y hablar sobre el asunto. Psicóloga que conocía porque si bien hay curso de ingreso en matemática y lengua, mi ingreso fue condicionado a una entrevista con la terapeuta de la institución. Eso es lo que me dijeron en la escuela. La causa: terminaba los exámenes muy rápido y por tanto cometía errores. Ingresé, parece que no era un síntoma de un asesino serial o por lo menos aún no se despertó.
Caminaba hoy, con el estómago vacío, eran las 6.30 de la tarde y solo había consumido un yogurt. Me esperaba unas dos horas más en la calle. Mientras caminaba y pensaba en todo lo que me estuvo pasando en estas semanas, orgullo, enojo, frustración, amor y demás, me encontré con una heladería. Decidí que iba a comer un cuarto y aguantar el hambre hasta la cena. Entre a Tino, una famosa de Almagro que queda sobre Diaz Velez y Yatay.
Ando con poca paciencia, estoy cansado y entonces, mi filtro social no se anula pero se apacigua. Cuando pago el helado en la caja, el heladero me esperaba con sus armas preparadas. Le digo: "por favor, dame unos minutos que no pude ni mirar".
Entonces, pido dulce de granizado, y le pregunté si había algún gusto que caracterizara al lugar. Duda unos instantes y me dice que el Don Pedro. Nunca lo pediría pero lo probé y necesitaba comer algo distinto. Cansado de lo monotemático. Lo acepté. Luego pedí, limón granizado, a lo que me dijo, también granizado? Le dije, tenés razón, gracias. Frutilla, le corrijo, no me corrijo, melón. Se ríe, me río. Me voy.
Salgo caminando y lo primero que pruebo es el DDL granizado. Como el nombre y la estética del logo del lugar es infantil. Es un dulce de leche de sabor intermedio-ni tan fuerte ni tan suave- que tiene chocolates en tamaño enorme, como antes que se profesionalizara el asunto del granizado. Saqué una cucharada- me olvidé de decir que pedí dos por su clara flacidez- y me llevé un pedazote de chocolate. En suma, rico, nada de otro mundo, una buena heladería de barrio.

El melón, culpa mía. claramente. Cometí un error infantil. No es una fruta que esté presente en esta estación, entonces es obvio que es artificial. No era malo, pero se notaba que el gusto salió de una botellita, no de la fruta.

El Don Pedro, yo que sé. no me gusta ese sabor. Me imagino que no era lo suficientemente malo porque pude comerlo. Pero me sentí adulto, comiendo un sabor que no lo hubiese pedido hace unos años.
on eso me fui caminando por la calle a la espera de la charla de mi querido amigo mariano. Un encuentro de Literatura interesante donde se intentará romper los prejuicios y juicios sobre los autores y sus obras. Un orgullo ver al amigo con el que comíamos alfajores con cindor a los 8, en una mesa de adelante haciendo reír a los presentes y todos confirmado lo interesante que es leer y disfrutar de discusiones colectivas.

Más tarde. Cena con un amigo, Misa. Una hermosa charla, una impresionante comida. Encuentro adulto. Revisionismo!

3 comentarios:

  1. Muchas gracias! Fue muy lindo compartir el momento ayer, y me parece delicioso que el helado esté siempre presente!

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  2. Hola, estoy buscando un helado rico y a un precio accesible con delivery en villa crespo, es este el caso?

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  3. Graciela, pari sin lugar a dudas, el mejor de villa crespo es Bari:
    http://heladoargentino.blogspot.com.ar/2011/08/paradigmas-villa-crespo-y-l.html

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