jueves, 18 de agosto de 2011

Paradigmas, Villa Crespo y L



El año 2007 significó, en palabras de Kuhn, un cambio de paradigma. La soledad se abandonó y como consecuencia de ello, recorría, casi habitualmente la avenida Corrientes a la altura de Estado de Israel o Ángel Gallardo, dependiendo de que lado de la avenida nos paremos. Villa Crespo se iba convirtiendo en nuestro barrio, el de “ella” ya lo venía siendo.

Una heladería fue la compañera de ese proceso, angustiante y feliz: Bari, la gran heladería de barrio.

Todos los días, sí todos, luego de estacionar el auto, nos presentábamos ante el heladero de Bari, un gordito que nunca en 1 y medio año me sonrió, tampoco sé por qué debería hacerlo pero bue….. “Un cuarto, por favor”, era la frase habitual. L me había dicho que el helado no la mataba pero al pedirlo siempre metía su placer y elegía un gusto, los otros eran compartidos. Ahí conoció incrédulamente el dolor de cabeza producido por el helado, ahí empezó a compartir mi fanatismo, ahí….

Bari, significa esa etapa de mi vida, Bari significa una excelente heladería de barrio que intenta artesanalmente producir helados de calidad, sin intentar copias los gustos de moda, sin intentar ser una cadena famosa, es una heladería familiar, sus empleados son parecidos, simpáticos mesuradamente, buena onda por enviarme el delivery fuera de sus fronteras por ser cliente. Cuando nos mudamos a Rojas, llamé y me dijeron que no llegaba, le comenté quién era y me dijo que sí, que en ese caso lo enviaban.

Los gustos que probé son todos ricos, ricos de ricura absoluta.

El más pedido fue siempre el dulce de leche con almendras bañadas en chocolate. Este gusto, que luego fue copiado por Freddo, tiene la dulzura del gusto argentino, tiene las almendras bañadas y que al morderlas no te parten los dientes. Ese gusto es el dulce de leche más rico que probé en las heladerías barriales.

El otro gusto que imponía yo, cuando compartíamos, era la frutilla granizada. Un gusto que conocí el Pérsico. Un gusto que a casi nadie le gusta pero que a mi me encanta. La frescura, la amargura del chocolate, el placer de comer algo rico y sabrozo.

El chocolate blanco cumple con un requisito: tiene pedacitos generosos pero no invasivos de chocolate blanco, lo que lo hace crocante.

Las frutas, todas tienen gustos a las frutas que intentan representar. La frambuesa era la que se me imponía y terminé disfrutando.

El lunes, luego de las malas experiencias de Ice Cream new Yorker, me reencontré con el helado argentino y Bari. El lunes inauguramos el proyector, comimos helado y luego café en capsulita. El lunes la vuelta fue menos depresiva.

Bari, el recuerdo, la melancolía, el disfrute y una de las excusas para demostrarme que llegué.

Pd. Este post es dedicado a otro amante de este lugar: Gaspi.

Link:

http://www.barihelados.com/

3 comentarios:

  1. El regreso de un grande en el barrio de siempre!

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  2. voy a hacer un comentario que no tiene nada que ver pero hacer comentarios en este blog se ha vuelto un vicio. recomiendo tiberio, gran heladeria de congreso!

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  3. voy a ir a tiberio, prometo, es el que queda en sarmiento? o perón?
    a la vuelta del anexo? si es así, tengo historias en esa heladería!

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