El 2012, fue! dejo sus marcas, sus felicidades y sus profundas tristezas....
El 2013, comienzo de vacaciones, de renovación, de proyectos, de conquistas y reconquistas....
Como no soy un horoscopero, digo esto.....
Una cena en nuestra casa, dos invitados de lujo, Flor y Ari. Laura y ellos, Sushi, yo pastel de papá. Como suele pasar cada vez que nos juntamos con ellos terminamos regados de vinos, tragos y demás. Luego de una charla, de contar los planes de las vacaciones- casi inexistentes por esos tiempos- y de lo que pensamos hacer antes de julio (un antes y un después), surge la idea de irnos juntos al norte argentino a recorrer tranquilos los paisajes. Conversación que como muchas, pensé que quedaban en la nada, pero en esta oportunidad no fue así. A los pocos días y sin el efecto etílico, confirmamos las voluntades y empezamos a planear. Nos juntamos a pensar en el recorrido, a charlar las ganas y demás, pero no surge efecto, otra vez terminamos de la misma manera, y nos obligamos a que la próxima será un poco más serio el encuentro y que planearemos. Luego de intentos fallidos, acordamos, sacamos los pasajes y hoteles.
30 de enero, 20 hs. sale el avión hacia Salta. No nos
animamos, llevamos Oportos en consecuencia. Dormimos en Salta, luego vamos a
Humahuaca, donde paramos en un hotel magnifico (Huacalera). Así, vamos a Iruya.
Durante tres días no encuentro helado para comprar, me empiezo a sentir
desamparado. En un tarde nos tomamos en la botella de Oporto dulce en su
reemplazo. Como en el viaje de egresados, todas las noches me duermo borracho,
feliz de lo que estaba pasando. Charlas con Whisky, charlar con vino, charlar
con Oporto, con Campari y con Gin. Nostalgia, emoción. Sinceridad. Nos
conocemos hace años, muchos, conversaciones no faltaron en nuestras vidas, pero
seguimos conversando con el mismo interés. Nos relatamos recorridos, como si
fuera la primera vez que los escuchamos.
Me digo que los próximos días será el momento en que podré
comer helado, que podré probar algún gusto típico. Llegamos a Purmamarca, hotel
de ensueño. Al otro día, luego del Salar, vamos a Tilcara, donde por ser un
destino turístico estoy seguro que encontraré helado. Entro a La Heladería,
nombre pretencioso por el artículo en mayúscula. Sé que no me va a gustar pero
tengo el deseo y la obligación de probar en cada lugar en que mi cuerpo camine
sus calles. Pido dos vasos chicos, uno para mí y otro para Ari. Le digo, Dulce
de Leche y Cayote con nuez. Ari, pide almendrado y Oreo. Los míos no tenían
sabor, sin gusto a dulce de leche ni a cayote. El almendrado el mejor, el de
oreo, nada que decir.
No me pongo triste, simplemente porque me pongo contento de
tener helado en mi boca, de caminar con un helado por el norte. Purmamarca, me
digo, me esperará con uno mejor.
Al otro día a la tarde, luego del mirador del cerro de los 7
colores, vamos a la heladería, pido un cuarto para compartir. Elijo, Crema con
Cayote y nuez, dulce de leche y crema con miel de caña. La sensación al comerlo
es arenosa, de exceso de azúcar, no lo puedo terminar, lo ofrezco para el que
quiera. A los demás, un poco les gusta.
Purmamarca, no me dejó un helado placentero, pero sí un
viaje inolvidable, en aquella oportunidad y en esta. Una noche de nostalgia, de
salir corriendo al bar del hotel a invitar a mi amigo con un whisky y contarle
que como soy feliz en este momento, me animo a emocionarme y temer.
Cafayate, ocho horas de manejo. Gabi W me dice que tengo que
conseguir la heladería que vende helado de vino. Como un dios que se presenta
en el camino de un feligrés, antes de arribar a las cabañas, pasamos por la
heladería que inventó ese gusto de helado. Todos los vemos, nos emocionamos con
ir. Las cabañas son lo que imaginamos, lo que teníamos deseo. Dos casitas
chicas, nada de lujo pero con parrilla para hacer- o jugar con- fuego. Salimos
en busca de la carne, de vino de la zona y de la heladería para merendar. La
encontramos cerrada, vuelve a las 18.30. Seguimos de compras, paso por otra que
se llama Il Caballino. Compro helado, dos bochas. Pido Malbec y cayote con
nuez. El cayote no es malo pero tampoco rico, el malbec lo tiro. Es incomible.
Al otro día, luego del desayuno y previo a alquilar las
bicis, paso por le heladería, dice cerrado, vuelvo 13.30. A la tarde, luego del
almuerzo, nos decimos será el momento. Tarde de bodegas, de un frase
maradoniana del flaco que trabaja en un bodega que hace el vino Las Nubes y que
recomiendo mucho, frase que rezaba “en Uruguay plantan Malbec y le sale un
juguito”, tarde de Tambo, de queso de cabra, nos vamos a la heladería. Abierta.
Entramos.....y se viene el tercer post. El final del post, dirá algo
así...(frase de Ari) “dejénlo tranquilo, ponete un blog y ponelo primero, si
queres”....
El norte, últimas vacaciones antes de julio, el resultado de
una cena, de un año plagado de sensaciones, el comienzo y promesa del 2013, en
el que diré...no estuve en el momento que naciste pero.....
pd. las fotos, próximamente!
pd. las fotos, próximamente!
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