viernes, 25 de noviembre de 2011

Solo en caso de emergencia

Planeta Joy recomienda helados de kiosco. solo ellos sirven para la emergencia. Para una hora en donde ya pasó el tren de la heladería o te encontras en la ruta frente al calor que pasa por la ventana.


Recomendas alguno?


viernes, 18 de noviembre de 2011

Inicio/culminación


Hace mucho que no paso por el Blog para escribir. Días movidos y de heladerías conocidas. Días de inicio o de culminación, dependiendo del ojo observador.

Ayer, luego de un día intenso, comí helado en Sumo, una heladería de San Telmo que me recomendó un amigo que conocí no hace mucho pero que cada día se vuelve más: MV.

Días de inicio….

La semana pasada nació Santiago. Hablé del Torpedo y de mi amistad con el padre del bebé.

Esta semana, fui tío. Nació el hijo de un amigo/hermano. Una persona que hace muchísimos se ha convertido en una pieza fundamental en mi vida. Una persona con la que en un café de 10 minutos podemos sumergirnos en las charlas más intentas que se pueden lograr. Es el inició en la vida de Manuel, el inicio de la vida de padre de Ernest.

El bebé es hermoso, una cosa chiquita como su madre y padre. Un nene que seguro estará entrenado para decir una palabra en un horario determinado que nos echará de la casa. Como el “bue” de su padre. Un nene que cuando empiece a hablar seguro que será compinche con la madre y quien escribe para tomarlo de punto.

La banda, sí la banda de los miércoles, aquella que espera el día para juntarse y comer, cambió el sagrado día y el sagrado lugar para brindar y comer frente al sanatorio. Todos estábamos pensando en el bebé, en nuestro amigo y en nosotros mismos. La emoción se hizo presente.

No hablo de etapas culminadas en esta parte, para ahorrarle 10 años de terapia a Ernesto,

Otro inició/culminación. Presentamos un paper con Fede, otro amigo gigante. Compañero. Es la primera vez que me pasa que estoy completamente convencido de lo que escribimos. Se terminó el paper o por lo menos se está terminando pero creo que se comenzó con un camino de discusiones productivas de crecimiento. Un trabajo que por ahora nos está dando que hablar, discutir y entusiasmar. Nació un proyecto colectivo y de amistad.

Ayer, luego de la presentación del paper, me junté con el nuevo equipo de abogados y abogada que armará la cooperativa CENCU (Centro de Estudios Normativos sobre la Cuestión Urbana). Proyecto que va tomando forma y que paso por guiso de lentejas, asado, picada y ahora cenó en el Federal. El proyecto ya tiene ideas, ya tiene sueños. El proyecto incluye trabajar con la querida Laura, compañera generosa de conocimiento.

Así que ayer, luego de intensas discusiones sobre los programas alimenticios de la Ciudad, comí, caminé por la Avenida Independencia y con Valentini y Mauro, fuimos a Sumo.


“Un cuarto, por favor. Tres gustos”. Elegí rápido porque quería comer rápido, subirme a un taxi y llegar a casa. Mi cabeza estaba golpeada y segúia funcionando.

El helado era muy rico. Todos los gustos eran dignos. El dulce granizado tenía sabor a dulce granizado. Respetuoso del sabor del dulce, presente el chocolate. No cremoso, no al agua. Muy rico.

El Chocolate blanco, cremoso en su justa medida, blancos chocolates en su interior. Manteca con cacao y azucar.

El de agua para bajar el sabor, fue a recomendación del heladero. Frutos Rojos. Este si bien era rico, me empalagó. Sí, todo un chiste. El de agua me empalagó.

Llegué a casa y le dije a Lau, que esperaba despierta. Tengo miedo, las cosas me están saliendo muy bien. Seguro que pronto me voy a morir. La risa duró mucho tiempo. Me fui a dormir feliz y molestando a la compañera como siempre.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Esto no es helado pero el día lo merece


Una excepción. Sí, hablaré de algo llamado helado pero debería ser agua con gusto y colorante. La excusa, Santi!

Ya mencioné que solía ser fanático de River. Iba a la cancha cotidianamente, los miércoles, los domingos, de local, de visitante. Mi compañero era Cotto. Sin duda que mi adolescencia está marcada por esa amistad. Dos o tres veces por semana comíamos juntos, charlábamos, yo dormía en su casa porque quedaba cerca de la cancha y tomábamos helado en el Piave o Freddo.

En la cancha, cuando el calor asediaba, buscábamos sin parar al heladero, al que vendía coca, a todos. En invierno era el cafecito. El heladero vendía un palito de agua de frutilla o limón. El famoso Torpedo. Domingo de verano, remera en la mano, el helado se imponía. Dos cada uno, casi siempre. Era un sentimiento de felicidad. Frescor como pocas cosas. Usualmente la mano quedaba del color del helado, su agua caía sin preguntar ni pedir permiso. Era un símbolo de la cancha, era una rutina de amigos.

Con los años fuimos adecuando nuestra amistad al paso del tiempo. Ya no voy más a la cancha. Cuando River se fue a la B, el se castigó en soledad con dos hamburguesas de 4 pisos en Mc Donald, cuenta la historia oficial. Los jueves cenamos juntos en una parrilla, a veces suspendemos pero cuando se hace comemos en Los Nietos, comemos mucho, tomamos vino y sigue todo como cuando chicos. Linda cena con Agus y Misa.

Hoy nació Santiago, un nuevo sobri, mi amigo fue padre y flor, amiga, fue madre. Seguro que el niño tendrá un conflicto: River como el padre, Cuervo como la madre y abuelos.

Mañana visita al Otamendi. Mucha emoción. Un niño más entre mis amigos. Martín y Flor, felices.

martes, 8 de noviembre de 2011

No Helado y Terapia


Este año concluí(mos) que mi proceso de terapia finaliza. El proceso fue, es y sigue siendo angustiante. La adultez se impone y no hay nada que anteponer para dejar el espacio de la primera adultez.
Recién pensando en otra cosa, se me apareció que nunca comí helado en terapia. Creo que si lo hubiera hecho las conclusiones habrían aparecido mejor y más rápidamente. Será cualquier cosa lo que estoy diciendo? Estará mal llevar un cuarto o tres kilos en la última sesión?
Si lo hago, obvio que tendré que dejar el diván porque me caerá decididamente mal comerlo acostado en un ángulo de 180 grados. Quiero la última sesión dejar el diván?

Sigo con lo que estoy haciendo, no leo para arriba porque sino creo que no lo publico.


viernes, 4 de noviembre de 2011

Lluvia y Helado


En un día de lluvia como hoy, me sentaría a mirar por la ventana, comer un cuarto de helado y escuchar música.
Yo elijo Radiohead, vos?

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Tigre y el Helado


El Delta de Tigre es un espacio mágico. Logra despejarme en un día lo que otros logran en más. Tiene un río que me recuerda a una foto de mi abuelo sentado en un muelle que rescaté. Esa parsimonia que yo creo que nunca tendré y que admiré siempre.
Hace 4 años que voy regularmente. No todos los fin de semana pero voy. En el verano es un lugar, un refugio y un encuentro constante con Lau, amigos/as que vienen.
Memorias de comienzo de relación, de Ben Jorge, de inundaciones con amigos/as, de caipis, de asados, de discusiones políticas, de familia, de felicidad.

El año pasado nos quedamos 20 días. No vi la Ciudad por ese lapso. Otra velocidad, mucha felicidad.
Los fin de semana de enero y febrero, se escuchaba un motor que aprendí a conocer a la distancia. El conductor me miraba, sabía que lo iba a frenar sin vacilar. Era la lancha heladera.

Esta fin de semana estaba en el muelle esperando a Laura aterrizar de la lancha colectivera. Cuando lo hizo trajo en su mano izquierda una bolsa. Esa bolsa tenía mi regalo que apaciguaba mi tristeza momentánea. Me había traído un kilo de helado del local de la estación fluvial: Antonio helados.
Un helado que si bien no es riquísimo, al comerlo en tigre se vuelve el helado más rico del mundo.
Trajo de Dulce de leche granizado, banana split y frutilla.
Recomiendo comprarlo. No ponen hielo seco pero llega perfecto a la casa del Delta.
Recuerden, siempre que yo esté en el Delta y vengan a saludarme: compren. No lo duden, nunca está de más.

Calificarlo es difícil. Un fin de semana complicado y un helado fuera del contexto normal como remedio de la tristeza me harían correr la balanza. Prefiero la imparcialidad y dejar el puntaje para otro momento.