viernes, 23 de diciembre de 2011

Navidad

Quiero un kilo de helado para navidad. Un kilo de helado, dividido en 4 cuartos que se multiplican por 3 gustos. Que me llevan a 12 placeres.

Balance:
1. Cuál es la mejor heladería que probaste en el 2011?

2. Cuál fue el mejor relato de este blog del 21011?

lunes, 19 de diciembre de 2011

Madero y su sorpesa



Caminar por Puerto Madero es raro. Es una esp
ecie de pase académico, cuando voy con Lau. Es un lugar complejo, de características raras que me genera contradicciones. Siempre le pregunto lo mismo.
I Central Market, un lindo lugar chetón y new yorker. Siempre ensaladas y mercado gourmet. Ahora puso helado. Si andas por esa zona, del otro lado de madero, el más nuevo, andá ahí y pedí dos bochas. Riquísimo. Su lema es: "Los de agua son de agua, los de crema son de crema."
Pocos gustos, todos tentadores. La chica que atiende es nueva y muy simpática. Se reía de cada comentario que hacíamos sobre el helado.
Probamos dulce de leche con merengue y dulce de leche. Sabroso, pero por ser el segundo helado del día, no puedo pedir eso. Muy dulce. si te gusta el dulce de leche cremoso con dulce de leche empalagoso y merengues crocantes, ese es tu gusto.

Pedimos Frambuesa. La mejor que probé. No solo porque es fresca y dulce sino porque también tiene pedazos enteros de la fruta.
Pedimos Sambayón Italiano. Para el que le gusta, dicen que era excelente. A mi de a poco y a la fuerza me está gustando pero creo que lo comeré cuando ande en un geriátrico.
Pedimos Durazno con Yogurt. Me hizo acordar el bebible de Conaprole de Uruguay. Dulce, suave, crema y durazno.
Pedimos Cheese Cake, uf qué gusto a la torta, a queso a fruta, excelente.
La verdad, es que si ando nuevamente por esa zona, no dudo, ensalada y helado,
Su precio invita, también. El combo de ensalada, bebida y helado: 50 pesos.


sábado, 17 de diciembre de 2011

En la Zona Norte: un gordo con helado



Cinco meses, cinco kilos. Promedio un kilo por mes. No estoy embarazado pues sino estaría justificado. Busco las causas: no como galletitas en el trabajo, nunca. Almuerzo ensalada cotidianamente, no como mucho en mi casa. No tengo hábitos engordantes, sigo buscando. Me rehúso a pensar que se debe a los casi 40 post del blog. No creo que sea la causa, no quiero que sea la causa porque sino nunca lograré bajar de peso. El helado no se mancha, diría el diego. Ahora, sin embargo, puedo comentar una heladería más.

La zona norte, lo que llamamos la zona norte, nunca fue un ámbito que frecuente. Algunas veces iba a Vía Flaminia a comer el famoso cucurucho, otras veces a The embers a recordar la infancia de Callao y Santa Fé y otras a Alvear Abajo, cuando de cita iba la cosa.

El otro día fui a saludar a una amiga que tuvo una hija. Todo el mundo lleva medialunas, galletitas, budines, chocolates, etc. Yo llevo helado. Aproveché que queda cerca de una heladería famosa de la zona y me fui para allá. Arnaldo se llama. Me la habían nombrado muchas veces, la gente de la zona norte. Junto con Daniel, a la que nunca fui, dicen que es lo mejorcito de la zona.

El local, reformado afirman, se impone sobre la avenida Maipú. Un local amplio, con mil y un empleados. Todos vestidos con uniforme de heladería pretenciosa. Linda, me recuerda a Persicco. Blanca, asientos, sillones, clara.

Pedimos un kilo. Pregunto por muchos sabores pero me dicen que no le queda. Por dentro pienso: si en verano no tenes todos los gustos, cuándo. Pero no se lo digo y sigo consultando por nombres que no entiendo.

Pedimos dulce de leche granizado porque los especiales no los tiene. Pedimos, Sambayón granizado porque con almendras no tiene. Pedimos marcarpone porque me encanta. Pedimos chocolate suizo porque Split no hay. Así es la cosa, la mayoría descarte.

Comí con ilusión, la voz de muchas personas lo legitimaba. Pero, la verdad es que solo es barato, algo de 50 pesos el kilo. Todo sabe a heladería típica de barrio, nada especial dentro del pote. No entiendo porque la gente hace cola por ir ahí. Será porque es típica? Será porque es barata? Será porque les encanta?

El ambiente es lindo, la atención es cordial, más cuando hay más empleados que clientes, el lugar el amplio pero el helado normal. Todo me sabe a crema con gusto suave. Claro que no por eso dije, no gracias, no quiero más cuando el segundo potecito se había acabado.

Contacto: http://www.arnaldo.com.ar

martes, 13 de diciembre de 2011

La Plata y los Helados


Dicen que La Plata es la Ciudad de los helados. Con solo caminar por sus diagonales, los locales empiezan a aparecer. Unos lindos, otros no. Unos caros, otros no. Uno cerca de otro como si se tratara de la Warnes de los helados.

Dos abuelos esperan nuestra llegada. Costera Criolla nos lleva. Lau con Le Monde en la mano, yo con la Barcelona, ambos comprados en Retiro. Bajamos despacio porque el sueño le ganó al humor y empezamos a caminar. Luego del prejuicio y el posterior descarte de locales, compramos helado en una de esas heladerías: Plums, una típica de la zona, que al mismo tiempo representa otra etapa de mi vida.

Llegamos a la casa de Nely y Rubén, esa casa que uno llega y se siente como en su casa, como en la cada de los abuelitos de los cuentos. Comimos helado, mientras charlábamos de algunas historias conocidas aunque no por eso uno se cansa de escucharlas, de árboles genealógicos de Italia, del pasado de Rubén, de nombres pintorescos que se van poniendo de moda. De Mario, el padre de Nely, diputado socialista que escribía cartas a un amigo en Viena y de las cuales ahora soy heredero y guardo como un tesoro. El carácter de la abuela es conocido, no por ella sino porque me remonta a otras rubias de la familia. Aunque a ella, según dice, no le gusta mandar sino dirigir (dixit)

Al rato, como esta vez no comemos la ensalada de zanahoria decorada con nuez y pasa de uvas, seguimos tomando helado, luego mate con galletitas, mientras vemos los cuadros de otro de los artistas que tiene esa familia. Orgullo de los marcos que construye con sus 86 años. De los cuadros que pinta y re pinta. Del reciente alquiler de un departamento para retomar su amor por los colores, por las formas. Rubén nos muestra sus pinturas en su teléfono touch, que me hace sentir arcaico. Nely agarra mi teléfono y quiere ver una foto. Usa su dedo para pasarlas aunque ante la inminencia de nuestra risa, le decimos que mi teléfono no tiene esa modernidad.

Nely, esta vez no usa el microondas, aunque ella dice ser una cocinera veloz, mientras cuenta los segundos controlando el artefacto.

Ir allá es la paz, es el abrazo al llegar, es ver cómo a Lau se le iluminan los ojos. Es ver el oporto que este año tomaremos, cuando el invierno llegue. Es que me pregunten en el primer minuto que estoy por mis padres. Es irme y que me manden besos. Es chusmear con Nely que le gusta hablar, es mirar sus gestos que le gustan gesticular. Es ver fútbol con Rubén que es hincha de dos equipos que se fueron a la B.

Un sábado allá solo puede ser acompañado por un buen helado. Es el acompañamiento perfecto. Plums cumplió. Cuatro gustos, un heladero simpatiquísimo que nos hablaba y nos daba de probar. Probé dos, elegí cuatro.

Probé:

- Dulce de leche especial, bombones de chocolate rellenos con dulce de leche y salsa de chocolate. Excelente pero muy empalagoso. Especial para los que tienen tolerancia al dulce extremo.

- Crema de higos. Era un gusto que iba a pedir. El heladero me lo recomendó. Buenos pedazos de la fruta seca. Dulce pero no fuerte. Su parecido (aunque solo de color y estilo al Sambayón me lo impidió)

Luego pedimos:

- Sambayón. Dicen que era rico. No puedo decir nada y comparar mucho menos. No es algo que coma habitualmente.

- Dulce de leche granizado. Muy bueno. Dulce, ácido, buen color a dulce de leche moderno

- Milk choc. Crema amaricana con chocolate derretido. Siguiendo a RG, demuestra que es un buen helado. Su crema era rica. Dulce pero no tan, suave pero no tan.

- Chocolate blanco. Sin duda que se está convirtiendo en mi gusto de cabecera. Chocolate blanco sabroso, pedacitos que se mezclan y le dan crocante.

El kilo no es barato, para nada. Ochenta pesos. Pero lo vale, en La Plata lo vale, más desde que no está Ca'd'oro.

Contacto: http://www.plumshelados.com.ar/

viernes, 9 de diciembre de 2011

la Crema de dulce de leche

El otro día volví a una heladería que marca un momento de mi vida adulta. Una heladería que marca varias cosas, mi lanzamiento profesional, a un grupo de amigos queridos, el amor y el odio al Congreso Nacional. El amor por lo que es, el odio por lo que debería ser.

Cuando salía del trabajo del despacho de MR, dentro de las tantas opciones que existían dos eran reiteradas. Una cerveza con Fede en el bar más feo de la zona pues el sueldo no daba para más o caminar hasta mi casa y pasar por la heladería Sorrento.

En ese lugar siempre me pasó lo mismo. La atención no era buena, el helado tampoco era gran cosa pero siempre estaba volviendo como vuelve el pelo con el rabo….

El camino consistía en caminar por Rivadavia e ir con helado en mano. No duraba más de dos cuadras pero ya se justificaba la compra.

El otro día volví a ir. No me trataron bien, tampoco mal. La relación con el heladero fue fría y distante. Pedí un helado, dos gustos y me fui.

Los gustos elegidos fueron: dulce de leche granizado y mascarpone.

La crema mascapone era rica, consistente, sabrosa y con los frutos rojos de color pasión y con pedazos de frutas.

El dulce de leche, es raro, no puedo decir que era malo, tampoco que era bueno. Tenía el gusto rico del dulce de leche de heladerías viejas. Un gusto suave pero conocido. Creo que me gusta la modernidad heladera. La prefiero antes de la crema de dulce de leche que es el dulce de leche en esas heladerías.

Un dato de color es que te sirven en el lado opuesto a la cuchara una oblea triaungular. Siguen el modelo viejo. Un barquillo para levantar y acompañar el helado.

Si andan por la zona, vayan, es típica, es rica y recomendable.

Dirección: Rivadavia 2051, CABA