martes, 30 de junio de 2015

Mi primer helado

Dicen que las primeras veces quedan para la eternidad, la primera vez que uno da un beso, la primera vez que hace el amor, la primera vez que uno sufre y llora como si el mundo terminara porque él o ella decidieron que se había terminado, la primera vez que te ponen un yeso, la primera vez en que apretas enviar el mail con el primer texto que escribiste y la primera vez que te expones de esa forma. Primeras veces hay muchas. Dicen, también, que la primera vez que tenes a un hija/o en tu mano, no podes comprender nada del mundo, porque todo es extraño al mismo tiempo que propio. Esto último, supongo, quedará por descubrir. Hoy contaré, como suponen, mi primera vez con la maquina de helados. Mis primeros helados caseros.

Muchas de las personas que leen el blog, saben que el viernes me compré la maquina de helados. Asumo que saben porque me leyeron ansioso, queriéndola recibir, ansioso por irme a mi casa a probarla. El detrás de escena es este.

Hace dos meses decidí que me iba a comprar la maquina de helados. Esperaba el aguinaldo. El viernes tenia que terminar de escribir algo del trabajo. Cuando puse enter, enviar, llegó el momento de ocuparme de mi promesa. De mi regalo de trabajador, con la mitad del sueldo que llega dos veces al año. Llamé a la empresa que los vende. Quise combinar el horario para ir luego del trabajo. No podían. Subí la apuesta y le dije: llegas a enviarmelo a mi trabajo antes de las 3 pm. Me dice: de 2 a 2.30 lo tenes ahí. Desde ese instante, no pude volver a concentrarme en nada. Cada persona que me cruzaba, con la que hablo- no son muchas en mi nueva etapa del silencio- sabía de mi espera. Fui veinte veces a ver si había llegado. A las 2.15 pm, me desatiendo del asunto por unos minutos y mi amigo Mariano V, me dice: "escuché Sr. Damián". Le digo: "no seas gil, no juegues con mis sentimientos". Pero no, no estaba jugando, apareció el Enviado. De ahí a esperar que terminé el día. La espera incluyó mails a amigas y amigos, contándole la nueva nueva. Estos mail incluyeron pedidos de recetas. Me tomé un taxi y llegué a casa, la miré, la leí, y me encuentro con que hay que esperar 12 horas. El juego comenzaría al otro día.

Sábado 12 pm. Me levantó, no podía parar de pensar en el asunto. No podía dejar de pensar en la receta que me había pasado Roxana. Fuimos a desayunar con Gabriela, para luego salir de compras de insumos. Antes de pedir, me paré como si hubiera una amenaza de bomba, pensando que la chocolatería buena de la zona cerraba. Llegué corriendo. Cerraba a las 7 pm. Volví en paz.
Compramos los insumos en el supermercado. Instalamos la maquina. La leímos. Yo hacía que leía o leía en diagonal. Estaba muy ansioso. Dicen las malas lenguas (vendría a ser la de G) que tuve una regresión. Me senté en una mesa, en silencio, con puchero, hablando solo con los codos apoyados en la mesa y las manos sujetándome. En un momento no me salía lo que decía la receta, no entendía cómo iba sin huevo, si todos los libros y páginas, indicaban lo contrario. Confirmada, la genial receta sin huevo, comenzó la aventura.

En el próximo post, las recetas y fotos de MI PRIMER HELADO.

viernes, 5 de junio de 2015

Colonia y el Helado de BORTOLOT



Hay días en los que se me cierran los ojos. Esos días, en donde no puedo caminar sin pensar que me voy a chocar con alguien en la calle. Esos días, en los que el mal humor me gana, me siento en el teclado en silencio mental y con música de fondo. Pueden estar hablando a mis costados, hablándome a mí, que nada me introduce en sus mundos.

Así, hoy me siento a escribir en lo que por tres días sucedió la semana pasada. Sobre la experiencia de comer helado en Colonia, en una nueva, corta e interesante expedición. Para mi viajar, sea donde sea, cerca, lejos, es una experiencia sobre todo gastronómica. Antes de ir pienso en lugares para comer, lugares para tomar helado, tomar ricos tragos o vinos. Colonia, no me ofrecía, a priori, una heladería rica, distinta a Freddo. Arco Iris, no me copa y los sándwich helados de Conaprole, que amo y me recuerdan mi infancia, no se consiguen. Sabia que me tomaría una Pilsen, que compraría Canarias y que intentaría comer una pizza, aunque no hay como la de Manchester en Montevideo.

Con Gabriela Solari fuimos a ese espacio uruguayo, donde existen, como mínimo tres monedas de uso corriente (dólares, pesos argentino y uruguayos). Lo habíamos decidido hace unas semanas, borrachera mediante en la Barra de Verne. Días después, sin efectos etílicos, sacamos los pasajes.

La Casa de los Limoneros nos esperaba. Sergio- su dueño- con un cartel, decía buen día y se reía de nuestra ropa veraniega. Decía, con su simpatía irónica- que bordeaba el bardeo-, chicos, qué esperaban que suceda. Es invierno/otoño y van a una casa de campo. Nada podíamos decir, porque mucho no pensamos, creo.

Colonia fue la excusa de conocernos, no me quedan dudas, creo que si nos depositaban en Colon, Colombia, San Pedro o lo que sea, hubiese sido lo mismo. Charlamos por horas, tomamos mucho vino, comimos, hicimos silencio, tomamos mate, hablamos, escuchamos y por sobre todo, estuvimos ausentes de otros mundos cercanos. No existía el tiempo, factor que a los ansiosos/as nos inquieta.

El segundo día, previo tomar mate en la playa, andar en bici, tomar vino, comer limones del los árboles, a la noche y luego de un chivito (confirmé que no me gusta), pizza y vino, fuimos a la heladería que había visto unos días antes. Se llama Bortolot, Pedimos dos vasos medianos. Comenzamos a charlar con el heladero y Gabriela le dice: el lunes va a ser jurado del concurso de helados. El sr, con su simpatía uruguaya, puso cara de qué bueno, pero nada le importó menos. Pedimos, sin quererlo - no hablo de destino, de conexiones sino meramente escucha de la recomendación del heladero- dulce de leche granizado y sambayón. No había muchos gustos. En Colonia, como en todo Uruguay de racionalizar se trata. La abundancia no es típica de los orientales.

Al pedir Sambayón recordé a mi amigo Ernesto que siempre que hablamos de helados, me dice, y ya creciste y te gusta el sambayón?. Al tiempo de comer helado, nos sacamos foto, comiendo helado, sacamos fotos al local, y por sobre todo, lo degustamos, En poco tiempo yo me lo había terminado, y salimos a caminar por la ciudad. Ella con su helado en la mano y el frío en los costados. Yo la envidiaba un poco, no me animé a pedirle si me lo regalaba, pero lo pensé.

El Sambayón Bortolot era genial. Se sentían los frutos secos, se sentía el sabor real, se sentía la cremosidad y su textura era cremosa en su justa medida. Ahora que soy jurado en helados, puedo hablar de texturas, estructuras y sabores.

El DDL, no era de la calidad del anterior, pero sin dudas el mejor de Colonia- sin contar Freddo, claro-. Mucho mejor que Arco Iris, la típica de Colonia, que había probado años atrás.

Me quedé con ganas de probar más gustos, de saborear tantos que ofrecía la pizarra pero que tenían puntito azul a su costado. Puntito que significaba que no había stock. Eso es meramente culpa de la gente que piensa que el helado es cosa de verano. Misma gente que luego en verano, con 40 grados, toma un mate caliente. La incoherencia me hace enojar. Dije que esos días, como hoy, estoy de mal humor.

Con el frio del helado, a tomar Grappa de Tannat al Buen Suspiro. Riéndonos de lo fuerte de esa bebida, yo me la tomé de una. Ella, dijo, no, no, el alcohol puro. Me tenté con la segunda copa pero decidí dejarla. Ya era muchos vicios por un día.

Así terminó Colonia, al otro día. Muchas sorpresas- otras expectativas cubiertas- me llevo de esa escapada. Una importantísima: hay heladería rica, para ser feliz en ese pueblo colonial.

lunes, 1 de junio de 2015

El concurso latinoamericano de helado artesanal desde mi punto de vista

El día en que iba a ser jurado del concurso latinoamaricano de helados artesanales, fue un día atípico. Comenzó así:
Fui a hacerme masajes, luego, almorcé, tomé helado que tenía en el freezer y de ahí en taxi a Costa Salguero. Hablé por teléfono con medio mundo que me saludaba y me deseaba suerte. Evento común para muchos, felicidad para mi.
Todo era raro para mi, mi blog es conocido por personas cercanas, los canso con hablarles de él. Pienso que el mundo termina ahí. Sin embargo, me senté con la prensa especializada de la gastronomía y algunos de ellos, conocían el blog. Me reí solo. Uno me dijo: vos sos el que es abogado, no? Me reí de nuevo.
La otra sorpresa, parecía que el día lo habían armado especialmente para mi. En los preparativos, momento en el que nos explicaron nuestras tareas, nos repartieron las planillas y demás, había sandwich de miga en la mesa. Sandwich de miga de jamón y queso y de jamón y lechuga. Mis preferidos. Comí dos.Me acordé de los jueves en lo de mi abuela Mamina y donde me decía Pasha, pedimos helado?
De ahí partimos hacia la mesa donde nos esperaban cucharas, vasos con agua y público pendiente de nosotros, de la degustación.
Según la fotógrafa oficial, estaba vestido de abogado. Pensé. Pucha, tiene razón, me vestí muy formal. Me dí cuenta que de la misma forma que cuando doy una charla. Camisa, pantalón y saco. Recordé que soy el que es abogado, también.
Me senté y comenzó la degustación. Nos daban un vaso, una cuchara y el capitán del equipo del país, explicaba que teníamos frente a nosotros. Su inspiración.
Nos pedían que puntuemos el sabor y la estructura (textura y cuerpo). Todos en general, muy bueno, con altibajos.
Comprendí profundamente que el helado artesanal hay que valorarlo, respetarlo y apostar a él, por sobre los industriales y por sobre las promociones que nos llegan para comprarlo.
Comenzamos por URUGUAY: Peras al vino tinto tannat, con canela y pimienta.
La presentación de su copa era: la música.
Seguimos por CHILE: Cabernet Souvignon, con granada.
Simplemente genial. No podía creer lo que mi paladar saboreaba. Mi preferido.
Tema de la copa helada: la ciencia ficción.
ARGENTINA: helado de pan con nuetella con base de crocante de pan.
A mi no me gustó. Me empalagó.
Su inspiración: el orìgen del sabor. de la simplicidad a la sofisticación.
MEXICO (el ganador): Helado de Flor de Hibiscus con compota de piña.
Tema de la copa: el surrealismo de Dalí.
BRASIL: Helado de dulce de leche (sí, dulce de leche) con pistacho.
Rico, pero muy dulce, me quedé con ganas de probar el helado de pistacho.
Tema del la copa: el tiempo
COLOMBIA: helado de mielmasabe con canela.
Tema de la copa: Alicia en el país de las maravillas.
La competencia terminó, mañana se sabrá el ganador por el jurado de especialistas.
Mi día de jurado también. Yo estoy feliz, como un nene. Feliz por haber tenido uno de esos días donde no se olvidan por el resto de la vida.
Voy a ir subiendo fotos! acá algunas