Soy un ser sociable. De eso no tengo dudas (por suerte dejo una certeza a mi relación conflictiva conmigo mismo). Los sábados juego al fútbol con amigos hace quince años, los miércoles como con otros en el mismo restaurante hace 5 años (antes era otro), me junto con Ari a probar y recorrer barras de la ciudad (también a comer rico), tengo amigos en el trabajo que se convirtieron en casi hermanos y que con algunos, incluso hablamos a la distancia y nos preocupamos por el otro mutuamente. Con otro grupo antes comía jueves por medio en una parrillita barata. Luego nos encontramos a charlar, sin frecuencia. Sin embargo, por estos días, paso muchísimo tiempo en soledad. Me despierto, agarro la compu y me pongo con la tesis, camino como una hora y media por día. Me siento a leer un libro que tenía pendiente hace dos años. Veo gente de todo el mundo en forma constante, sea que son turistas, que son residentes...pienso, pienso, no paro de pensar en aquello en las cosas que me convocan constantemente.
Camino por la calle, mucho, como dije, hace calor. Busco un refugio, no lo encuentro. Ese espacio donde repito "es la felicidad hecha postre". No lo encuentro, sigo, sé que está Cones pero no anduve cerca y cuando lo estuve tenía una caja grande entre los brazos dado que acababa de comprar mi cafetera. Recordé el capítulo de Seinfeld donde Kramer lleva el aire acondicionado en el estacionamiento y me reí solo. Es algo que hago habitualmente.
Ayer dos horas de caminata, mucho calor, no iba a ningún lado, simplemente caminaba porque el sol no me dejó leer el último de Dworkin y no tenía la concentración o voluntad suficiente para ir a leer a un bar. Otra cosa que se me complica es encontrar bares con Wifi. Es algo que me llamó tanto la atención como la incapacidad de las personas a saludarse en espacios comunes como el ascensor.
Ayer, Katz, me quedé con gusto a poco y pedí otro. No entiendo por qué aún pero pedí otro, solo había comido medio hot pastrami. Nunca como mucho y cuando lo hago sé que me voy a sentir mal al instante que termino. Tal vez buscaba eso, me pregunté. No creo, me respondí. Luego, nos paramos y salimos. La grasa de todo hot pastrami debe ser agotada con algo que lo contradiga (no es la palabra correcta pero gusta como suena). Salimos y frente estaba lo que acá se hizo famoso. El local del Laboratorio del Gelato. Cola para comprar. Resolvemos esperar porque yo no podía dormir sin el helado. Así de simple. Decidí entre el insomnio y la espera. Luego de probar (Turkish fig: higos) pedí lo obligado Dulce de Leche y chocolate blanco. Laura, Cucumber (pepino) y mango. El higo que probé era excelente pero no pude pedirlo. Mi porteñidad me reclamó que pida DDL, aunque asumía que iba a ser feo. El chocolate blanco era bueno. No la rompía pero era bueno. El dulce de leche, malo, malo. Mi pregunta, la pensé solo, fue por qué lo hacen. Que no lo hagan o que lo hagan bien. No tenía gusto a tal.
El cucumber, bueno, el mango, mejor.
Es una heladería que le podría ir bien en Palermo o lugares así porque tiene gustos raros. Acá está bien que haya cola. No era tan malo.
Sigo buscando, sigo buscando, dentro de todas las cosas....un helado que me haga decir "la felicidad hecha pote o postre" dependiendo de si pedí un cuarto....mientras tanto sigo buscando......
jueves, 22 de agosto de 2013
sábado, 17 de agosto de 2013
El primero de algunos cuantos....
No hablaré de las despedidas, no, ya lloré muchísimo y no pienso hablar de ellas. Al decir esto, me doy cuenta que estoy hablando y me dan ganas de llorar. No pensaré, estoy pensando. La pucha....
No soy una persona que se caracteriza por la belleza personal. Mi aspecto es de turco argentino, más bien las personas a las que les puedo llegar a parecer más o menos lindo (pienso menos que más) ven ese profile. Bueno, la policía de USAno piensa lo mismo. Me mandaron a la pieza de los extranjeros a los que hay que hacerles algunas preguntitas más. Estábamos nerviosos pero nada que no se maneje. Decía: no hay nada por lo cual me puedan rebotar. Si es tal la discrecionalidad, ya está, todo está dicho y nada puedo agregar. Obviamente pasamos.
Ayer el primer día, caminamos muchísimo. 7 horas de caminata. Proyecto de correr y manejar mi cabeza mejor. Siempre pensé y pude corroborarlo en el pasado que correr no es apto para neuróticos o para mí que soy uno de ellos. Mi cabeza no me deja tranquilo. Ayer compré zapatillas para ir al Central Park. Esa excusa me permitirá comer más helado porque lo haré sin culpa (no sé si alguna vez tuve tal culpa pero no importa). Luego de mil horas de caminar, me puse de mal humor. Necesitaba helado y acá no hay una heladería cada cuadra como en mi hermoso país. Pasamos por Bell & Jerry y sin confianza entré. No es el tipo de helado que me gusta, sin lugar a dudas. Pero hice algo que no creo que alguna vez un gringo ha hecho. Le dije, luego de elegir dos scoop (bochas), la tercera le dije lo que vos quieras. Se me quedó mirando....El helado mejor de lo que pensé, peor de lo que cualquier heladería argentina puede dar. Cremoso al estilo de acá.
Hasta ahora el mejor helado lo trajo el highline. La Neoyorkina, así se llama, vende palitos artesanales. Laura pidió uno de cucumber and limon (pepino y limón) y yo uno de pineapple y jalapeño (muy rico y picante).
El último lo super recomiendo. Es una sensación extraña, entre dulce y picante. Caminar al sol y ver los miles de lugares para comer, mientras que palito en mano, vas pensando en las mil cosas que tu cabeza juega al mismo tiempo que cambiar la cara cuando lo dulce pasa a picante.
No soy una persona que se caracteriza por la belleza personal. Mi aspecto es de turco argentino, más bien las personas a las que les puedo llegar a parecer más o menos lindo (pienso menos que más) ven ese profile. Bueno, la policía de USAno piensa lo mismo. Me mandaron a la pieza de los extranjeros a los que hay que hacerles algunas preguntitas más. Estábamos nerviosos pero nada que no se maneje. Decía: no hay nada por lo cual me puedan rebotar. Si es tal la discrecionalidad, ya está, todo está dicho y nada puedo agregar. Obviamente pasamos.
Ayer el primer día, caminamos muchísimo. 7 horas de caminata. Proyecto de correr y manejar mi cabeza mejor. Siempre pensé y pude corroborarlo en el pasado que correr no es apto para neuróticos o para mí que soy uno de ellos. Mi cabeza no me deja tranquilo. Ayer compré zapatillas para ir al Central Park. Esa excusa me permitirá comer más helado porque lo haré sin culpa (no sé si alguna vez tuve tal culpa pero no importa). Luego de mil horas de caminar, me puse de mal humor. Necesitaba helado y acá no hay una heladería cada cuadra como en mi hermoso país. Pasamos por Bell & Jerry y sin confianza entré. No es el tipo de helado que me gusta, sin lugar a dudas. Pero hice algo que no creo que alguna vez un gringo ha hecho. Le dije, luego de elegir dos scoop (bochas), la tercera le dije lo que vos quieras. Se me quedó mirando....El helado mejor de lo que pensé, peor de lo que cualquier heladería argentina puede dar. Cremoso al estilo de acá.
Hasta ahora el mejor helado lo trajo el highline. La Neoyorkina, así se llama, vende palitos artesanales. Laura pidió uno de cucumber and limon (pepino y limón) y yo uno de pineapple y jalapeño (muy rico y picante).
El último lo super recomiendo. Es una sensación extraña, entre dulce y picante. Caminar al sol y ver los miles de lugares para comer, mientras que palito en mano, vas pensando en las mil cosas que tu cabeza juega al mismo tiempo que cambiar la cara cuando lo dulce pasa a picante.
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