Nuevo trabajo, me voy de Villa Soldati donde en dos años no pude encontrar una heladería, para Paseo Colón y Garay. Confianza que la cercanía al centro me deparará alguna heladería donde escapar de la vorágine laboral.
Caminando por Garay me encuentro con una marquesina que me lleva a los momentos de mi infancia, a sensaciones pasadas. Dice Massera, el nombre me parece repugnante pero entré. Poco marketing, cambiá el nombre en diciembre de 1983 o cerrá, pienso.
Pido un vaso mediano, dulce de leche granizado y chocolate blanco. El último es demasiado blando para que pueda ser servido, soy informado. Me pide cambiarlo. Elijo, mascarpone, en consecuencia.
Camino por la calle comiendo helado. Hablo con el amigo GW por teléfono.
Comí el helado por vicio. Comí el helado porque es helado o algo parecido, comí helado por esos días de porquería que anduvieron cerca.
En definitiva, la calidad es como el nombre: repugnante
jueves, 19 de julio de 2012
domingo, 8 de julio de 2012
Saverio y una semana de locura
Semana de locura, cambios, propuestas, externalidades que hicieron que la panza marqué su territorio.
El viernes antes de una reunión, viendo en el celular que tenía 10 minutos más, recordé que a dos cuadras del bar a donde tenía que ir estaba Saverio. Bajé del colectivo, hice una cuadra para atrás (cosa que nunca hago, suelo bajar antes y caminar ídem) y compré un helado. Fui caminando hasta Acoyte y Rivadavia.
El primero del invierno. Comenzó el invierno. No es que es el primero que como desde el 21 de junio, sino que es el primero que como caminando por la calle con un frío que pela la piel.
Creo que habré sido el primero o único del día que entro al local. El frío se sentía de verdad.
Luego de preguntar por un par de sabores y probar el ristretto granizado (muy rico), pedí dos gustos conocidos. No estaba para innovar más de lo que la semana me solicitó. Dulce de lecha granizado y chocolate blanco escoces (con DDL natural).
Cuando el relleno del vaso mediano que compré entró a mi boca, recordé porque mucha gente recomienda esa heladería. El chocolate blanco escoces, no solo es uno de los mejores chocolates blancos que probé sino que su mezcla con el dulce argentino de cabecera lo hace especial.
Ese es el problema de elevar el estándar. Cuando el primer bocado la rompe, el segundo gusto debe pasar un filtro injusto. Es como los hermanos más chicos que quedan a la sombra de los hermanos más grandes que se portaban bien y sacaban buenas notas.
El dulce de leche granizado no logró tener ese efecto en mí, sin embargo era muy rico. Un gusto recordado, de Saverio, de infancia. No muy dulce, no muy amargo como los de antes. Un mix entre ambos, un gusto parecido a los modernos pero con una mezcla de los que sirven en los restaurantes.
Fui caminando, el frío me emocionaba. Comer helado en la calle en invierno me transporta.
Llegué a la reunión un poco más feliz. Pedí un té verde porque estoy nuevamente con síntomas de gastritis. Eso le dije al mozo.
contacto: http://www.saverio.com.ar/
Pd: Cones, I will go.
El viernes antes de una reunión, viendo en el celular que tenía 10 minutos más, recordé que a dos cuadras del bar a donde tenía que ir estaba Saverio. Bajé del colectivo, hice una cuadra para atrás (cosa que nunca hago, suelo bajar antes y caminar ídem) y compré un helado. Fui caminando hasta Acoyte y Rivadavia.
El primero del invierno. Comenzó el invierno. No es que es el primero que como desde el 21 de junio, sino que es el primero que como caminando por la calle con un frío que pela la piel.
Creo que habré sido el primero o único del día que entro al local. El frío se sentía de verdad.
Luego de preguntar por un par de sabores y probar el ristretto granizado (muy rico), pedí dos gustos conocidos. No estaba para innovar más de lo que la semana me solicitó. Dulce de lecha granizado y chocolate blanco escoces (con DDL natural).
Cuando el relleno del vaso mediano que compré entró a mi boca, recordé porque mucha gente recomienda esa heladería. El chocolate blanco escoces, no solo es uno de los mejores chocolates blancos que probé sino que su mezcla con el dulce argentino de cabecera lo hace especial.
Ese es el problema de elevar el estándar. Cuando el primer bocado la rompe, el segundo gusto debe pasar un filtro injusto. Es como los hermanos más chicos que quedan a la sombra de los hermanos más grandes que se portaban bien y sacaban buenas notas.
El dulce de leche granizado no logró tener ese efecto en mí, sin embargo era muy rico. Un gusto recordado, de Saverio, de infancia. No muy dulce, no muy amargo como los de antes. Un mix entre ambos, un gusto parecido a los modernos pero con una mezcla de los que sirven en los restaurantes.
Fui caminando, el frío me emocionaba. Comer helado en la calle en invierno me transporta.
Llegué a la reunión un poco más feliz. Pedí un té verde porque estoy nuevamente con síntomas de gastritis. Eso le dije al mozo.
contacto: http://www.saverio.com.ar/
Pd: Cones, I will go.
lunes, 2 de julio de 2012
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